La construcción de la Lonja de la seda de Valencia, contexto y triunfo de la ciudad.
La Lonja de la Seda de Valencia es uno de los monumentos del gótico civil más importantes de Europa. Su construcción se realizó a finales del siglo XV con la finalidad de crear un edificio comercial que debía ser <<muy bella magnífica y suntuosa, la cual sería honor y ornamento de esta insigne ciudad>>. En este pequeño artículo nos vamos a introducir en la construcción del monumento y el contexto que lo envolvió.
Construcción de la Lonja de la Seda.
Durante la segunda mitad del siglo XV se comenzó a plantear la construcción de una lonja nueva ante la situación de la antigua, siendo mencionada esta necesidad en el año 1469. No obstante, habrá que esperar hasta 1480, cuando se comience a plantear seriamente la construcción del edificio y la elección del emplazamiento. El consejo de la ciudad declaró la intención, no solo de construir un edificio para el comercio, sino una construcción memorable, suntuosa y muy bella. Con ello se quería mostrar el compromiso de la ciudad con el comercio y atraer a mercaderes de todos los lugares, además de mostrar a los comerciantes que ya residían en la ciudad las ventajas y el poderío comercial que tenía la ciudad de Valencia. Entre los años 1480 y 1483, momento en el que se comienza a construir la Lonja, se elijen a los picapedreros que van a trabajar en la construcción, siendo Pere Compte y Juan de Ivarra los principales arquitectos del monumento. Por otra parte, la administración local debía preparar el terreno para construir el edificio, siendo el arquitecto de la ciudad, Francisco Martínez, quien se encargaría de actividades como: tasar el precio de las viviendas que ocupaban el sitio deseado para construir la Lonja, derruir y allanar el solar que iba a formar, y dejarlo todo preparado para que comiencen a trabajar los picapedreros.
Planta de la Lonja de la Seda de Valencia (http://apuntes.santanderlasalle.es/arte/gotico/arquitectura/valencia_lonja.htm)
Una vez terminada la labor de Francisco Martínez y el terreno preparado, la construcción de la Lonja de la Seda podía comenzar. En ella trabajaron los dos mejores arquitectos que habían en aquel entonces en la península ibérica, siendo Pere Compte el mejor arquitecto de la Corona de Aragón y Juan Guas el mejor de la Corona de Castilla. Este último fue llamado para solicitar asesoramiento sobre la edificación y, además, fue el encargado de construir la capilla ubicada en la planta baja de la torre.
Bóveda de crucería en la capilla de la Lonja de la Seda
Parece ser que la obra avanzó rápidamente durante los primeros años, siendo decorados y bañados con pan de oro los ángeles y los escudos que se encontraban en las esquinas del edificio, además de la finalización de la capilla en 1486 y una de las puertas de la Sala de la contratación en 1487. Juan Ivarra falleció en 1486 dejando así a Pere Compte como maestro de obras único y quien continuó trabajando en la Lonja hasta su muerte en el año 1504. Parece ser que para 1492 los muros exteriores ya estaban finalizados y se procedió a levantar las esbeltas columnas que embellecerán la Sala de la Contratación, también conocida como Sala Columnario debido a las mismas.
Sala de Contratación de la Lonja de la Seda de Valencia
Un viajero alemán llamado Hieronymus Munzer visitó la Lonja en construcción en el año 1495, siendo un testigo muy importante de la edificación del monumento debido a la descripción que nos da el geógrafo alemán: en la actualidad se está edificando allí una casa magnífica , que llaman «lonja», donde se reúnen todos los mercaderes para tratar de sus asuntos. Es una casa alta, construida de piedra picada y de esbeltas columnas. Está acabada casi hasta el tejado tendrá un huerto con variados frutos y una fuente altísima, con una capilla, donde diariamente se dirán dos misas será más airosa y más bella que la lonja de Barcelona.
La Sala de Contratación se basó en la que se había realizado en la Lonja de Palma, siguiendo el estilo gótico tardío con columnas helicoidales y bóveda de crucería. La de Valencia superó en tamaño a la de Palma, disponiendo de 8 columnas exentas la primera, frente a las 6 columnas exentas de la segunda. El salón tuvo que ser finalizado en 1498 debido a la aparición en los registros del pago a Martín Guirbés para pintar el techo, siendo este un cielo estrellado seguramente parecido al que se había hecho en la Catedral de Valencia para albergar los ángeles músicos del ábside. Podríamos considerar la fecha de 1498 como la finalización de la primera fase de la construcción de la Lonja, de hecho, la inscripción que alberga la Sala de Contratación hace mención a los 15 años que se ha tardado en levantar el edificio (1483-1498). Pere Compte comenzó la ampliación en la que se erigieron el Salón del Consulado del Mar y la planta baja, iniciada en 1498 y finalizada en el año 1548 cuando el artista Domingo Urtiaga instaló los medallones renacentistas.
Detalle de los ventanales de la parte superior de la fachada del Consulado del Mar y los medallones renacentistas
Esta parte del edificio mostrará tanto elementos góticos como renacentistas debido al periodo de construcción, aunque decantándose hacia el segundo estilo arquitectónico. Como hemos mencionado anteriormente, la Lonja de la Seda fue terminada oficialmente en el año 1548 por Domingo Urtiaga, sucesor de Pere Compte y Joan Corbera, quienes trabajaron en el monumento hasta los años 1504 y 1533 respectívamente.
Contexto histórico en la construcción de la Lonja de la Seda.
Para poder comprender los motivos por los que se levanta un edificio de gran envergadura hay que conocer el contexto histórico que envuelve al monumento arquitectónico. La ciudad de Valencia en aquel momento era la ciudad más importante de la Corona de Aragón, con un enfoque claro al mediterráneo y una burguesía urbana con gran poder adquisitivo dirigido al comercio. De hecho, se le conoce al siglo XV como el Siglo de Oro Valenciano, debido a la prosperidad de la ciudad y el reino de Valencia, tanto en lo económico como en lo cultural. No obstante, pese a la apariencia de prosperidad que disfrutaba la ciudad, hubo momentos de crisis bastante importantes y amenazas exteriores que amenazaban con colapsar la economía de la ciudad.
Portulano en el que se ven las ciudades y los territorios en el mediterráneo (Copyright: Biblioteca Nacional de Francia)
Valencia ya estaba consolidada dentro de las redes comerciales internacionales con gran proyección desde finales del siglo XIV, intensificándose esta todavía más durante el siglo XV en el proceso de ganancia de peso del comercio atlántico sobre el mediterráneo. La ciudad era una de las escalas principales que hacían las compañías italianas cuando se disponían a enviar barcos comerciales a lugares del atlántico como Flandes o Inglaterra. Además, la ciudad no padeció con fuerza la caída de Constantinopla en 1453 debido a que para este año los valencianos ya habían renunciado a establecer redes comerciales en el mediterráneo oriental por no ser rentables.
No obstante, pese al poderío comercial de la ciudad y del reino de Valencia, también existieron momentos de gran inestabilidad y crisis que afectaron al territorio. Durante la década de 1470 el bandolerismo y los desórdenes civiles eran bastante frecuentes tanto en la ciudad como en el mundo rural. La guerra civil catalana había beneficiado económicamente al reino de Valencia, aunque no se ha llegado a cuantificar todavía la cantidad de mercaderes y refugiados que se trasladaron a Valencia huyendo de la guerra. Por otra parte, una sublevación afectó al reino de Valencia, obligando a este a sacar tropas y la Real Senyera al campo de batalla. Esta fue la rebelión señorial del infante D. Jaime de Aragón, la cual siguió su hijo con el mismo nombre y que tuvo su principal foco de acción en el maestrazgo. Esta rebelión aprovechó su situación geográfica, estando al lado de Cataluña, para hacer la guerra contra la monarquía y llegó a ser un quebradero de cabeza para las autoridades valencianas.
La situación el exterior también se estaba tornando peligrosa para los intereses valencianos. Si bien la caída de Constantinopla en 1453 apenas afectó al comercio valenciano, la expansión de los turcos amenazaba territorios que si caían en sus manos podía provocar daños económicos y sociales al territorio valenciano. La conquista de la ciudad napolitana de Otranto en 1480 abría las puertas del sur de la península itálica a los turcos, los valencianos tenían grandes redes comerciales asentadas en este reino y dependía fuertemente del trigo que se importaba desde la isla de Sicilia. Si estos territorios eran conquistados podía provocar una grave crisis en Valencia si se cortaba el suministro de grano. Por suerte, Otranto fue retomada por las tropas cristianas y la amenaza turca fue reducida.
Castillo de Otranto (Wikipedia commons)
La Lonja fue proyectada en un momento de cierta incertidumbre económica para el territorio valenciano, quizás fue esta circunstancia la que impulsó a la ciudad a construir la Lonja de la Seda. Durante la plena y la baja edad media las ciudades habían financiado grandes obras de construcción que se convirtieron en el orgullo de las mismas, como por ejemplo la construcción de las catedrales francesas, compitiendo entre sí para ver quien conseguía la más bella y esbelta. Esta competencia llegó a provocar el colapso de algunas partes de la catedral de Beauvais, la cual intentaba superar en altura a su vecina, Amiens. Valencia, como ciudad mercantil, quería mostrar su poderío económico construyendo un edificio enfocado al comercio y que superase en belleza a las lonjas de sus ciudades competidoras de la Corona de Aragón, Mallorca y Barcelona.
Escudo de la ciudad de Valencia en una de las esquinas de la Lonja de la Seda
La construcción de este monumento debía convertirse en un hito del que la ciudad se sentiría orgulloso, de hecho, la realización de la inscripción de la Sala de Contratación alardeaba de que en solo 15 años se había podido levantar un monumento tan majestuoso como era la Lonja: Casa famosa soy en quince años edificada. Probad y ved cuan bueno es el comercio que no usa fraude en la palabra, que jura al prójimo y no falta, que no da su dinero con usura. El mercader que vive de este modo rebosará de riquezas y gozará, por último, de la vida eterna. Valencia había construido un edificio el cual consideraba en aquel entonces el orgullo de la ciudad, de hecho, en varios puntos de la Lonja podemos ver el escudo de la ciudad plasmado, como en las esquinas del monumento o en la bóveda central de la Sala de Contratación. La Lonja no solo era una obra magnífica en lo arquitectónico, sino también el triunfo de una ciudad y el símbolo del poderío que tenía la misma. En resumen, una muestra de la riqueza de una de las ciudades más prósperas del mediterráneo del siglo XV.
Bibliografía
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GARCÍA, JUAN V. MANCHO, C. RUÍZ DE LA PEÑA, I.: Historia del arte medieval. Publicacions de la Universitat de València. Valencia. 2012
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Zaragozá, A. Gómez-Ferrer, M.: Pere Compte arquitecte. Ajuntament de València, consorci de Museus de la Comunitat Valenciana Valencia. 2007
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